«Usa tu mente por completo y sube de la Tierra al Cielo, y, luego, nuevamente desciende a la Tierra y combina los poderes de lo que está arriba y lo que está abajo. Así ganarás gloria en el mundo entero, y la oscuridad saldrá de ti de una vez.» (Hermes Trismegisto)
Es día 1 y empieza una nueva etapa del año. Septiembre nos llama al orden, a centrar nuestros objetivos y a consagrarnos a nuestra rutina, que nos va acompañar durante los próximos meses. Poco a poco, el tiempo y la estación irán cambiando, la luz nos será arrebatada y buscaremos la protección de nuestros hogares y de las personas que amamos para sobrellevar mejor el frío y la oscuridad. Pero hete aquí que un arcano se desvela, y corre en nuestra ayuda para recordarnos que los principios también indican un rico abanico de posibilidades, y que está en nuestras manos saber gestionar y materializarlo. El mago, el gran transmutador, el alquimista hermético que todos llevamos dentro, es un divertido personaje que con sentido del humor, y a veces cierta picaresca, nos impulsa a la acción y al movimiento. Su figura bipedestante y arraigada a la tierra, se combina con sus manos hábiles y poderosas, que apuntan a la mesa donde maneja todos sus aparejos, y al cielo, el final y la fuente del cambio, todo en uno. Esta lámina del Tarot de Marsella, nos ofrece una visión muy particular y medievalista de lo que se considera un iniciado, aquél que exalta a las masas para que busquen en su vasto mundo interior la energía necesaria para caminar hacia el crecimiento.
Sus vestiduras de vivos colores, son un foco de atención y un espejo. Su camisola contiene rojo en la parte izquierda (sentimiento e intuición), hablándonos de pasión y atracción; la parte derecha (iniciativa y expresión), es en este caso, azul, que corresponde a la sabiduría y a la verdad última (chakra de la garganta, Vishuddha) . Las mangas combinan graciosamente a amarillo (inteligencia), azul claro (sanación) y verde (crecimiento). Las piernas enfundadas en mallas verdes son fértiles y están fuertemente ancladas a la tierra mediante esos zapatos amarillos, que invocan de nuevo al poder y la alegría de vivir (chakra raíz, Muladhra) y que apuntan uno a la derecha y otro a la izquierda (futuro y pasado respectivamente). El sombrero de Le Bateleur es un ancho tocado en forma de infinito (iniciación y espiritualidad) que da sombra (protege) a su rostro (aquello que mostramos) y hombros (nuestros ancestros o conocimientos arcanos). Este personaje mira concentrado y benevolente hacia fuera de los límites del naipe, a su derecha (mundo concreto), como invitándonos a la acción.
Y es que este atractivo joven de cabellos rubios (vigor, simpatía, belleza interior), nos está mostrando cómo podemos transformar nuestro poder interior en materia viva; vemos que su vara alquímica (canal de lo sublime) ha transmutado una moneda de oro (realización material). Es un canto a escucharse a uno mismo y a ponerse en marcha, ser un emprendedor que utiliza todas las herramientas que tiene a su alcance. El mago trabaja sobre una mesa de tres patas, que representa los tres planos de la existencia: materia, mente y espíritu (la cuarta pata, que representa lo oculto, evidentemente no aparece en la ilustración). En su tablero hallamos todo lo necesario para avanzar en nuestro camino, los cuatro elementos fundamentales: Bastos (la varita, que nos habla de esfuerzo y trabajo), Copas (los vasos, las emociones), Espadas (la daga, que representa la actividad intelectual) y los Oros (las monedas, que nos hablan de recompensa y alegría). Además, guarda una valiosa cesta con hierbas y plantas medicinales (la armonía natural) para ayudar en el proceso o camino que iniciaremos. Incluso la simbología que incluye la carta nos habla de principios: es la número 1, la que contiene todos los elementos que configurarán el mazo; representa a Mercurio, el mensajero hermético y su letra hebrea es el Aleph, o primer aliento de vida.
Así pues, os invito a disfrutar de vuestro propio viaje. No os quedéis anclados en la confusión, nuestro mago a veces es un chamarilero liante que nos detiene con una cháchara incesante, reteniéndonos en el plano de la angustia, la pasividad y la mentira. No hay que girar la carta en este momento, toda precaución es poca en un buen comienzo, y hay que evitar la fanfarronería o la temeridad. Sólo hay que recordar a Hermes Trismegisto que nos decía que “como abajo, así es arriba; como arriba, así es abajo”; es decir, hay que ser conscientes de lo que proyectamos y queremos vivir porque todo contiene una trascendencia para nosotros y para nuestro entorno. Ahora ya tenemos las herramientas, el conocimiento, el sendero ante nosotros. Estamos concentrados, preparados y sentimos el impulso vital en nuestro tercer chakra (plexo solar, Manipura), la energía no debe consumirnos, si no que toca expandirla por el aire (elemento de esta carta) y caminar hacia el cambio con la tenacidad y la fuerza de los Aries (signo que rige la carta). ¡Empezamos!
«El mago es sinónimo del viejo sabio, que se remonta en línea directa a la figura del hechicero de la sociedad primitiva. (…) Es el iluminador, el preceptor y maestro, un psicopompo (conductor de almas).» (Carl Gustav Jung)
Gracias Mariano, siempre tan generoso con tus palabras. Un abrazo a esa primavera desde este otoño! 🙂
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