Tenemos una gran Irresponsabilidad social y debemos hacer honor a nuestro oficio sin beneficio. Meter la pata, que se rían de nosotros, tropezar, estornudar ruidosamente y cantar desafinados, estas son nuestras principales obligaciones. Todos somos Irresponsables de nuestro pequeño círculo.
Cuando estemos fuera de aquí, en eso que llaman “el mundo real”, tenemos la obligación de demostrar, con nuestro comportamiento, que los payasos podemos cambiar la realidad.
Sonarse los mocos haciendo mucho ruido, (pedo: más vale fuera que dentro…) y cuando tengamos ganas de llorar, hagámoslo, pero a cántaros, mojando todo y a todo el mundo. Con la ralla bien marcada y un clavel rojo en el ojal…, para meterlo en la boca de los que gritan y en el cañón de los que quieren disparar.
Perded el paso en los desfiles, y recordad: no hay ninguna bandera que valga más que un perro abandonado. Entre desfilar con un fusil al hombro o con una escoba, no lo dudemos, cojamos la escoba que nos será mucho más útil.
En cualquier situación de emergencia, ya sea porque alguien nos grite, nos empuje para pasar él primero, nos robe el aparcamiento, o nos amenace con pegarnos, ya lo sabéis, sólo basta con sacar la bola roja y colocársela en la punta de la nariz… así… Y si así no lo calmáis, probad a darle un cacahuete, con los monos que son mucho más inteligentes que algunas personas, funciona.
La corbata siempre de colores, los bolsillos llenos de confeti y cuando estemos en casa de alguien demasiado serio, no olvidemos de aserrarle una de las patas de su butaca preferida… y si este alguien demasiado serio se empecina en recitarnos un importante discurso, pidámosle el texto fotocopiado. Ya sabéis que con los papeles se pueden hacer fantásticos aviones voladores, muy útiles en momentos de aburrimiento mortal.
Los árboles son para subirse a ellos, no para cortarlos, sobre todo no abandonéis esta vida sin haber tirado un pastel de nata a la cara de un amigo, y cada noche, antes de ir a la cama, exigid siempre un cuento, sin importar la edad que tengamos…
La noche es nuestra. Las cometas mecen nuestros sueños y hacen que se conviertan en realidad. Todos tenemos derecho a adormecernos convencidos de que las hadas existen, que los príncipes son valientes y que los payasos tienen el arma más poderosa de la felicidad: la risa.
Nessum dorma, amigos…
All’alba vincerá!
Vinceró, vincerá! Vincerá!
Testamento de Joan Montanyès, Monti
(traducción de la fuente original)